07 Ago Cómanse estos presupuestos
Qué eficacia, qué rapidez, qué ganas de agradar… ¡qué morro! El Gobierno ha presentado los presupuestos para 2016 a primeros de agosto, recién pasada la mitad del año – con sus señorías diputados y diputadas de vacaciones y, además, recién recaudado y gastado la mitad del presupuestos anterior, en teoría – y se los piensa dejar al que gane las próximas elecciones. De regalo.
La tradición, que no es aleatoria ni caprichosa sino que responde a criterios económicos y políticos (conocer el grado de cumplimiento de los anteriores o hacer coincidir la tramitación y aprobación con el año natural), es que los Presupuestos Generales del Estado entren en el Congreso ya empezado el mes de octubre, y de octubre a final de año se tramitan las enmiendas y se terminan por aprobar. Y si en ese plazo no se consigue su aprobación, se prorroga el anterior hasta que se consiga el necesario consenso político.
Cuando Rajoy ganó las elecciones, en el original mes de noviembre, lo que ocurrió fue que se prorrogó el presupuesto del año que terminaba hasta que su gobierno aprobó el nuevo, el suyo, el que determina y posibilita su modelo político de gestión.
Lo que el gobierno de Rajoy va a hacer, ya que habrá elecciones a final de año (justo cuando se tramita normalmente el presupuesto) es adelantar notablemente (dos meses) la elaboración del presupuesto y dejárselo ya aprobado a quien gane las próximas elecciones, con lo que eso implica: los presupuestos reflejan un modelo económico y político. Es decir, le va a imponer sus criterios económicos a quien sea que gane las elecciones, y eso para poder estar desde agosto vocinglerando que somos el motor de Europa. Que es que hay que tener valor para decir semejante gilipollez.
Texto: María Lanzas
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