Semana de pasión, semana de ficción

Semana de pasión, semana de ficción

Por Agustín L de la Cruz

Es de sobra conocido el fenómeno literario que rodea a Sherlock Holmes, el detective ficticio creado por Arthur Conan Doyle. Hasta tal punto llegó su popularidad que el autor, a pesar de que había decidido matar al personaje en la novela El problema final, se vio obligado a resucitarlo en sus siguientes obras, para satisfacer las exigencias de los lectores. Pues bien, a partir de este hecho histórico profusamente documentado (me refiero a la existencia de un escritor llamado Conan Doyle que creó a un personaje literario llamado Holmes), imaginemos lo siguiente:

1.- Durante una semana al año, cada año, se conmemora la muerte y resurrección de Holmes, mediante el extraño procedimiento de pasear por las calles la efigie de su ama de llaves, la entrañable señora Hudson. Durante esta semana, además, el Ministerio de Defensa coloca las banderas de sus cuarteles a media asta, en honor a la muerte del detective.

2.- En cada pueblo o ciudad hay al menos un edificio consagrado al culto a Holmes, donde se recrean los misterios que resolvía concienzudamente en sus novelas.

3.- Los edificios anteriormente mencionados no pagan IBI y son administrados por hombres (sólo por hombres, nunca por mujeres) que explican a sus seguidores cómo vivir de acuerdo con los preceptos del detective y que se encargan además de oficiar una ceremonia ritual consistente en la ingesta de una oblea de cocaína (Holmes era bastante aficionado a esta sustancia, según su creador).

4.- En las escuelas, tanto públicas como privadas, la lectura de las novelas de Holmes constituye una asignatura evaluable, y los alumnos deben memorizar pasajes como el siguiente: “Descartadas las soluciones lógicas a un problema, lo ilógico, aunque imposible, es invariablemente cierto”.

5.- Hay diversos partidos políticos que se califican como demoholmesianos, y juntos forman el grupo parlamentario más numeroso y más votado del Parlamento Europeo.

6.- Hay dirigentes de partidos políticos no demoholmesianos que, sin embargo, encabezan las extrañas conmemoraciones callejeras mencionadas en el punto 1.

7.- En el pasado, a quienes no profesaban la fe holmesiana se les podía llegar a torturar y quemar vivos. En la actualidad, se les acusa del delito de «ofensa a los sentimientos holmesianos», tipificado en el código penal.

8.- Buena parte de la población contrae matrimonio mediante el rito holmesiano, en ceremonias que tienen lugar en los edificios mencionados en el punto 2. Durante dicho rito el novio fuma en pipa y la novia afirma repetidamente: «elemental, querido». No se permiten bodas entre personas del mismo sexo, especialmente si alguno de los contrayentes es médico militar.

9.- A pesar de que en las novelas de Holmes el detective desprecia tanto la sentimentalidad como el amor carnal, los hombres mencionados en el punto 3 administran con extremo rigor la educación sentimental y sexual de sus seguidores.

10.- Existe un Estado minúsculo en el corazón de Edimburgo, ciudad natal del autor de Holmes, que se rige por normas exclusivamente holmesianas y está encabezado por un líder infalible, que resuelve los misterios exhibiendo la misma capacidad deductiva sobrehumana de Holmes. El actual líder, sin embargo, dice estar más preocupado por solventar asuntos terrenales como el hambre en el mundo, la crisis medioambiental y las consecuencias del capitalismo salvaje. No obstante, la mayoría de los hombres mencionados en el punto 3 y de los partidos políticos mencionados en los puntos 5 y 6 tienden a ignorar la doctrina del líder actual del culto a Holmes.

Los diez puntos de este decálogo se resumen en uno: cualquier parecido de la ficción con la realidad es pura coincidencia.

 

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