06 Mar Machinazi
Por Agustín L de la Cruz
Llevo algún tiempo preocupado por el uso de la palabra “nazi” como adjetivo aplicado a cualquier cosa, en tono coloquial, para denotar un grado exagerado de interés o de obsesión por algo. Eres un nazi de esto o de lo otro, se dice, y nos quedamos tan anchos. Se nos olvida que el nacionalsocialismo es una ideología que acabó con millones de personas y provocó una de las mayores tragedias del siglo veinte. ¿Qué necesidad hay de banalizar el término, o como diría Hannah Arendt, de banalizar el mal? La lengua española es feraz, podemos usar palabras mucho más apropiadas, como fanático, obsesionado, radical, etc.; o incluso la frase “demasiada pasión por lo suyo”, que ciertos humoristas han popularizado con mucha gracia.
Me preocupa el uso inadecuado de las palabras, el manoseo negligente que desgasta su auténtico significado, pero me preocupa mucho más la perversión del lenguaje. El uso más pernicioso del vocablo “nazi” es sin duda esa pirueta verbal que supone llamar “feminazi” al feminismo o a las (y a los) feministas. Me pregunto cómo nos atrevemos a calificar a alguien con un término que denota racismo, crímenes contra la humanidad y genocidio, simplemente porque no compartimos su visión del mundo… y ya de paso deberíamos hacernos mirar por qué no compartimos la necesidad de luchar por la igualdad entre hombres y mujeres. ¿Han matado a alguien, las (y los) feministas? ¿Han sistematizado la barbarie enviando trenes a campos de concentración para exterminar a sus enemigos? Hablemos mejor de feminismo radical, con todos los matices e interpretaciones que se quieran, y a partir de ahí podremos seguir dialogando.
Lo curioso es que, si damos la vuelta al concepto cual calcetín, nos encontramos con su reverso “machinazis”, que no he visto ni oído jamás en ninguna parte. Y sin embargo la violencia machista sí que mata, aunque no sea de forma colectiva ni sistemática. Siento la tentación de llamar machinazis a todos esos asesinos de mujeres y a quienes los disculpan, pero estaría cayendo en el mismo error que denuncio. Dejemos pues que sean los humoristas quienes hagan la gracia, verbigracia, de aplicar el nuevo término a las “máquinas de hacer nazis” que proliferan por ahí, machine-nazis, nótese el ingenioso juego de palabras, aunque igual no lo han pillado, el humor no es lo mío. O tal vez sí.
(Madrid, 1976) Escritor y librero
Licenciado en Documentación, escritor tímido y librero astuto. Su última obra publicada son los cuentos reunidos en Aniversario (2017). Su primera librería sigue abierta y se llama Tusitala, que en homenaje a Stevenson significa «el que cuenta historias».
1 Comment